miércoles, 2 de noviembre de 2011

Orgullo de amiga:

Querida amiga, MJ:

En estos casos se suele decir que eres una chica excelente y todo eso. La verdad es que así lo siento también; pero, esta vez diré solo, que te merecías este pequeño gran gusto. Sabemos que este mundo no se gúía, al menos en apariencia, por esa regla: la del merecimiento y que suele ser más injusto que justo

Pero para mí, que esta vez, se hizo justicia:
A la entrega, al tesón, al estar ahí y no decaer, al querer hacerlo mejor siempre y con humildad...

MJ, te felicito nuevamente y estoy orgullosa de ser amiga de la rtista; te quiero, cata guapa.

Y...

Espero que no te haya molestado la libertad que me tomé de publicar en mi blogsito el micro que te publicaron;)




6 ZONA20
JUEVES 27 DE OCTUBRE DE 2011


...UNRELATOCORTO. Escribe tumejor historia en
1.500 caracteres. Deja fluir tu imaginación, coge una pluma y dale rienda suelta a tu
talento literario. Envía tus relatos a zona20@20minutos.es. Los mejores que nos
lleguen serán publicados en esta seción.
..................................
Sala de lectura
_ José Giró.
Durantemás de un año,Manuela tuvo tres libros sobre su
mesita de noche: una novela histórica, otro de narrativa
contemporánea y un clásico universal bastante aburrido.
Todos los sábados, comoal resto del piso, les sacaba el
polvo. Al cogerlos se sentaba un momento en la cama, y
después de pasarles el trapo, los ojeaba para decidir cuál de
ellos sería el primero.
Poco tiempo atrás, en un impulso consumista y de ansia
de renovación, a pesar de una situación económica incierta,
compró un cuarto de edición de bolsillo,
Azteca, cuyas páginas reposarían junto
al resto una temporada más.
Gracias a un contrato temporal y
media hora de trayecto en transporte
público, aquellos primeros habían
retornado a sus dueños y solo tras la
breve conversación con el jefe de
personal cayó en la cuenta de las 1.100
páginas de las que constaba la biografía
del indio. Así pues, arregló los papeles
del paro y decidió callar lamala noticia
en casa: cada mañana se arreglaría y calzaría sus zapatos de
segundas rebajas para ir a una imaginaria oficina.
Camuflada entre la indiferencia de la gente a primera
hora, pasaría por una trabajadoramás, buscaría con el
rabillo del ojo un gesto que delatase que el ocupante del
asiento lo iba a dejar libre en la próxima parada y allí se
quedaría hasta completar la jornada.
No podía desperdiciar el acceso a su sala de lectura
mientras la tarjeta demetro, válida por un mes, estuviese en
vigencia.

MANUELA...

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